¡Hola! soy una de las responsables
de terapia de familiares (en aquellas fechas se realizaba el viernes en lugar
del lunes como ahora) y me gustaría compartir con vosotros el testimonio que
expuse en una de las jornadas Aragonesas de información Alcohólica que se
celebraron en Zaragoza, para que podáis tener una visión de los sentimientos y
reacciones que tenemos los familiares frente a este gran problema.
Después de suprimir la
presentación el testimonio continua así:
Las ideas bullían en mi cerebro pero no sabía cómo
entrelazarlas, como expresar en palabras el estado de ánimo en el que nos
encontramos los familiares de los enfermos, las emociones y sentimientos que
tras sufrir un calvario en solitario, por fin llegamos a la Fundación, logramos
cruzar ese pasillo interminable que miramos con tanto recelo y nos encontramos
con personas con nuestro mismo problema, que comprenden nuestra rabia, frustración,
vergüenza, decepción, desilusión; lo destrozados que nos sentimos, por fin
podemos hablar con alguien del “Secreto de familia”. Este era un problema muy
complicado y difícil de resolver, estas emociones verdaderamente, solo se
pueden comprender cuando se han sufrido personalmente.
Con este tema corría el
peligro de convertir mi exposición en una terapia, pero creo que esto tampoco
es perjudicial, ya que con el paso del tiempo estos sentimientos tan fuertes,
se van diluyendo, nos relajamos y no estamos tan angustiados, dejamos en un
rincón muy profundo los problemas que tuvimos, para así poder seguir hacia
delante, y creo que es conveniente recordar cómo nos encontrábamos cuando
llegamos, para así poder ayudar a los recién
llegados. En el alcoholismo es tan importante la atención al enfermo como a su
familia.
La situación en la que
nos encontramos cuando llegamos a la Fundación es muy complicada, en muchos
casos con grandes contradicciones; por una parte el amor que os tenemos es tan fuerte
que nos pone una tupida venda en los ojos que nos impide ver el problema, hasta
que este es de tal magnitud que ni el más opaco de los tejidos es capaz de
ocultarlo. Somos los últimos en darnos cuenta de lo que pasa aunque sea
evidente. En otros casos, porque no decirlo, se cierra los ojos a la cruda
realidad que tanto nos mortifica, esto es el mecanismo de la negación, aparentando
que todo va bien, justificando ante los demás algunos de los comportamientos de
nuestros familiares, encubriendo los problemas y responsabilizándonos de su
bienestar, nuestra vida gira alrededor del enfermo, nos hemos obsesionado tanto
con el problema que hemos descuidado y abandonado nuestra propia vida personal
llegando a ese tipo de dependencia emocional que se conoce como co-adicción que
atrapa al familiar en un círculo vicioso similar al del adicto. Con esta
actitud no ayudamos,, nos hacemos por así decirlo cómplices de su enfermedad
contribuyendo a perpetuarla, constituyendo una barrera que dificulta y retarda
la entrada en la Fundación y la esperada
recuperación.
Para desesperación nuestra, el
gran esfuerzo que ha costado traer a nuestros familiares a la Fundación no
soluciona todos nuestros problemas, no es más que el principio de un largo
camino, las soluciones rápidas y
milagrosas no existen, la recuperación es un proceso arduo y difícil, con
altibajos, hay que seguir teniendo mucha, muchísima paciencia, la solución
llegará pero a largo plazo, con mucho trabajo y porque no decirlo en algunos
casos con más sufrimiento.
Lo mejor cuando comenzamos el
camino de la rehabilitación es aplicar un lema que se trasmite en terapia año
tras año, hacer
borrón y empezar de nuevo, más tarde,
cuando la abstinencia esta en parte consolidada curaremos las graves heridas sufridas.
Lo primero que hay que comprender
es que el alcoholismo como todas las drogodependencias es una enfermedad, no un
vicio, no dejan el alcohol no porque no quieran, sino porque no pueden, por lo
tanto, ni las personas que lo padecen ni los que están a su alrededor lo han
buscado conscientemente, de modo que no hay culpables. Una vez que ya hemos
comprendido esto, lo más importante ya está hecho.
En bastantes casos el único
que acude a los Grupos es el familiar, ya que el enfermo no está dispuesto a ir
al suyo, bien sea porque todavía no tiene asumida su enfermedad o porque aunque
sepa de su dependencia, piensa que él solo, puede solucionar el problema, craso
error, la mayoría de los que se encuentran en esta sala lo intentaron y no lo consiguieron.
Entonces empieza una doble
tarea para el familiar:
- Primera acudir a su Terapia
para poder seguir adelante, comprender la situación y sobrellevar la enfermedad.
- Segunda y más difícil,
intentar inculcar a la otra persona lo aprendido cada día y que comprenda que
su recuperación pasa por acudir el también a la Fundación, pues está más que
comprobado que la asistencia a los Grupos y el venir asiduamente a esta nuestra
Casa, son piezas fundamentales en el complicado engranaje que constituye la recuperación de un enfermo alcohólico.
A lo largo de esta larga
guerra contra el alcohol podemos perder alguna batalla, esto no hay que
considerarlo un fracaso rotundo, debemos analizar la situación, aprender de
ella y seguir hacia delante.
Por fin todo se encuentra en
el buen camino y comienza a ir sobre ruedas, la vida se normaliza, ¡es
maravillosa!, tenemos en nuestras vidas un marido o mujer, un hijo o hija, un
hermano o hermana, que en muchos casos no habíamos conocido sin el alcohol,
esta situación es nueva para nosotros, los momentos de tensión extrema se
suavizan, pasamos de estar tirando continuamente del carro a tener que delegar
responsabilidades. Las dudas nos martillean la cabeza, no encontramos nuestro
sitio, no sabemos dónde estamos, debemos de empezar a confiar tareas que teníamos
muy arraigadas, y esto nos cuesta mucho, después de tantas decepciones, no nos
atrevemos, no sabemos cómo van a responder, pero a pesar de esto debemos
hacerlo, tienen que empezar a aceptar su rol en la vida y asumir sus propias responsabilidades.
Con frecuencia, cuando nuestro
familiar deja de beber, la tensión tanto tiempo mantenida, fruto del esfuerzo
sostenido,, deja paso a un gran vacío que no sabemos cómo llenar y que en
ocasiones, si no estamos alerta, puede desembocar en una depresión. Ha llegado
el momento en el cual debemos trabajar por nuestra propia recuperación como
personas, levantar nuestra autoestima que esta por los suelos y luchar por
nuestras propias metas.
Un proceso importante de la
recuperación es el aprender de los errores y de las equivocaciones, estas nos
enriquecen como persona, pero también no hay que olvidar que estos errores
tienen consecuencias que repercuten en nuestros seres queridos, y que en
algunos casos estas son graves, hay que intentar en la medida de lo posible
minimizar estos daños, sobre todo en las sujetos más indefensos, (los hijos).
Una vez que el enfermo ha
alcanzado un tiempo razonable de abstinencia, debe empezar a trabajar en el crecimiento
emocional, no nos debemos conformar solo con que deje de beber, ha llegado el
momento de curar las heridas que nos hemos infringido, una tarea que quedo durante
la rehabilitación relegada a un segundo plano, pero que debemos retomar ya que
las heridas que cicatrizan mal con el tiempo afloran con más virulencia.
Lo que he pretendido con esta
reflexión es reivindicar una de las tres
patas del taburete que tenemos en la sala de Terapias sobre la que se sostiene
la recuperación del enfermo: LA FAMILIA. Juntos, unidos, podemos hacer
frente a cualquier problema que surja. Podemos curarnos mutuamente y conseguir
salir de este pozo que es el alcohol. La unión hace la fuerza.
Sé que me habré dejado muchas
cosas en el tintero, otras no habrán sido del agrado de algunos, pero estas son
las conclusiones a las que he llegado tras casi cinco años de ser una de las responsables
del Grupo y lidiar viernes tras viernes con estos problemas.
Como no podía ser de otra
manera aprovecho esta oportunidad que me habéis brindado, para agradecer de
todo corazón a la Fundación el que nos haya devuelto a mí marido, estamos en
deuda con todos vosotros, y por mucho que vivamos nunca podremos saldarla.
De esta manera termino mi
exposición. Espero de verdad que os ayude a los que no la escuchasteis en ese
momento y a los que si lo hicisteis os recuerde los sentimientos que embargan a
los familiares en esta dura batalla.
Un saludo.
Esperamos vuestros comentarios.
Esperamos vuestros comentarios.
Gracias por abrir tu corazon
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