Silencio
No digas nada.
No preguntes nada
No
interrogues si no es con la mirada
Y que un
silencio sin fin sea tu escudo
Y a la vez
tu más afilada espada.
Si te
caes diez veces te levantas
Otras diez,
otras cien u otras quinientas.
No han de
ser tus caídas tan violentas
Ni tampoco,
por ley, han de ser tantas
No te des
por vencido, ni aun vencido.
No te
sientas esclavo, ni aun esclavo
Lleno de pavor,
créete bravo
Y ataca con
valor, embravecido
Ten el tesón
del clavo enmohecido
Que ya viejo
y ruin, vuelve a ser clavo
No la
cobarde estupidez del pavo
Que amina su
plumaje al menor ruido
Los que
vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;
Los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes!
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡Nunca sigas impulsos compasivos!
¡Ten los garfios del alma siempre activos
los ojos del juez siempre despiertos!
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!
Gracias Manuel esperamos mas aportaciones como esta preciosa poesia.
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