sábado, 20 de febrero de 2016

¿Sufrimos igual los hombres que las mujeres nuestra enfermedad?


En lo que se refiere a la enfermedad somos iguales: los síntomas, los actos..., el recorrido es el mismo pero no para la sociedad. Si vemos a un hombre borracho no hay problema, se ha pasado de rosca, vaya chufa lleva este, ha bebido un poco más de la cuenta etc., pero si es una mujer, los comentarios cambian:  la que le ha caído al marido pobre hombre, vaya persona de mal vivir, que vergüenza. Como vemos, la sociedad no enjuicia igual al hombre que a la mujer

En el tiempo que llevo en la Fundación Asarex me he ido dado cuenta que cuando el enfermo es el hombre cuenta con el apoyo de sus mujeres e hijos, están ahí sufriendo todas las etapas de la enfermedad que son muchas, aguantan lo indecible y participan en su recuperación acudiendo a las terapias para entender la enfermedad, Aún les queda un resquicio de esperanza  para poder recuperar a la persona que quieren,  y son capaces todavía, todavía, de poder perdonar

Pero cuando la enferma es la mujer, pocas muy pocas veces se ven arropadas por sus maridos y familia y se ven solas.

Tienen escasos apoyos para ponerse en tratamiento, incluso pueden contar con la oposición de sus parejas, además de la familia. Para las mujeres con Alcoholismo los vínculos y relaciones personales son muy importantes y pueden anteponer las necesidades de los y las demás a las suyas.

La ciencia ratifica que el alcohol perjudica más a la mujer.

La ciencia ha dedicado buena parte de interés a esta cuestión, y a veces ha adjudicado esta enfermedad al hombre, pero las estadísticas demuestran que el consumo del alcohol entre las mujeres aumenta e incluso supera el de los hombres.





Esas son las cosas que hace la mezquindad en nuestra sociedad, cuando nos sentimos tan importantes como para que no haya espacio para otros, cuando nos creemos tan merecedores que no podemos ver nada más allá de nuestras narices ,cuando nos imaginamos tan maravillosos que no concebimos otra posibilidad que no sea poseer lo deseado. Entonces, muchas veces, la vanidad, la miseria,la estupidez y la cortedad nos vuelven mezquinos, no egoístas, sino mezquinos.

Contra más conozco al ser humano más amigo soy de mi gato Ethan.



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